Conversar con María Eugenia Chacón es definitivamente «refrescante». Su energía es tan positiva que, sin darte cuenta, te reencuentra con la Venezuela alegre, bonita y llena de valores que tanto extrañamos.
España no le resulta desconocida. La tierra de la Tarta de Santiago y los Pimientos de Padrón le abrió sus puertas en el 2005. Ahora, que ha vuelto a la Madre Patria, tiene pocos meses en Madrid y ha decidido ponerle manos a la obra o, más bien, a la masa.
Desde que era una niña le gustaba cocinar. Quizás fue por eso que, aunque siendo muy joven salió de su natal San Felipe rumbo a Barquisimeto, para estudiar diseño gráfico; los caminos de la vida (y los merecidos halagos de quienes probaban sus platillos) la llevaron a ofrecer servicios de catering y, desde el 2012, consentía paladares en la región crepuscular.
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Me reuní con ella por una afortunada casualidad. Hace un par de días estaba enterándome de unos chismecillos en Facebook (osea, pendiente de un cotilleo, para decirlo en castizo) cuando una fotografía me hizo agua la boca. Allí estaba, tan dorada y apetecible, esa fenomenal creación culinaria en forma de media luna, de la que me confeso adicta sin remedio: la maravillosa empanada venezolana.
No solo tuve la suerte de conocer a María Eugenia, sino también a su esposo e hijo; una familia buena onda con los que es posible perderse en una conversación de horas, y darse cuenta que las principales virtudes de nuestro gentilicio son el espíritu emprendedor y la constancia con la que trabajamos, para proteger y cuidar a los que amamos.
Cuando le pregunté por las empanadas me dio la mejor de las noticias: las vende congeladas por docena, así que los antojos pueden matarse en la comodidad del hogar. Catadora como soy, de empanadas venezolanas desde que me acuerdo, puedo decir con total honestidad que son muy (pero muy) buenas. Sin embargo, ¡aún hay más! También vende raciones de caraotas negras y de la mejor carne mechada que he probado en mucho tiempo.
Además, ojo al dato, vende pastichos congelados, con la típica receta venezolana, listos para hornear; y unas gallegas de chocolate con frutos secos que bien merecen acompañar ese cafecito de las tardes, con el que nos permitimos momentos de paz interior e inocente felicidad.
La docena de empanadas de caraotas negras cuesta €7, las de carne mechada €11 (mis preferidas, y salen a menos de un euro cada una), las de pollo €10 y el surtido €9,5.
Si prefieren las raciones, 800 gramos de caraotas negras (que están fenomenales) tienen un precio de €5 y 500 gramos de carne mechada son €8. María Eugenia también trabaja con menús personalizados de acuerdo a requerimientos nutricionales específicos y, para comodidad de sus clientes, entrega los pedidos personalmente siempre que sea dentro de la Zona A de Madrid.
Para contactarla, pueden llamarla o escribirle al WhatsApp por el teléfono +34663671717 y, si quieren echar un ojo a las cosas increíbles que hacían en Venezuela (y que pronto comenzarán a hacer aquí en Madrid); pueden mirar en su cuenta de Instagram @LchGourmet
Redacción: María José Flores
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