Ser padres es una misión en la que nos comprometemos sin casi ninguna preparación, solo sabemos que el hecho de tener hijos nos coloca en el escalafón de FAMILIA.
Al dejar la FAMILIA en la que nacemos, creamos una nueva, con mucho por construir y mucho por aprender. Sin embargo, de una manera casi incomprensible, por lo regular, nos olvidamos de nosotros mismos, de la importancia que tiene nuestro propio ser y enfocamos entonces toda nuestra atención hacia ese nuevo ser, que viene a ocupar casi todos nuestros espacios olvidándonos de quiénes somos. Aunque esto es una realidad, disminuye en gran medida la posibilidad de crecer en bienestar y en satisfacción mutua.
Se nos olvida que para dar amor, necesariamente debemos antes amarnos incondicionalmente a nosotros mismos. Para dar armonía, paz y ser el mejor ejemplo a seguir, debemos estar en paz, en equilibrio y en armonía interna. Muy alineados y comprometidos con nosotros mismos, reconociendo nuestro valor y sintiéndonos merecedores. Podría resonar en este momento la palabra egoísmo, ya que creemos que olvidándonos de nosotros mismos, somos menos egoístas. Esa es una falsa creencia, ya que el ego “bien entendido y bien usado” es nuestro catalizador. En este caso necesitamos de ese egoísmo.
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Nadie puede entregar ni dar a otro lo que no se ha dado antes a sí mismo. Tener en abundancia para ti mismo lo que vas a entregar a ese otro, es el mejor camino a seguir, de lo contrario es un disfraz y según mi experiencia en el tema, esta es la clave del bienestar en la familia y de la coherencia y consistencia en la relación entre padres e hijos: “tener en abundancia para mí mismo lo que voy a entregar al otro”, lo que es igual que “tener en abundancia dentro de mí lo que espero del otro”
Si yo deseo que mi hijo sea agradecido, necesariamente debo ser agradecido conmigo mismo y en todos los aspectos cotidianos de mi vida, especialmente con ese niño, reconociendo sus esfuerzos y sus atenciones. Hacerle evidente lo potente de ser agradecido, darme gracias día a día por el calor del sol, por el alimento que consumimos, por el aire que respiramos y así con todas las vivencias y experiencias que damos por admitidas y cotidianas, así el niño las agradecerá habitualmente y desde su espontaneidad.
Una práctica muy común es olvidarnos de las muestras de cortesía y de apreciación: desear los buenos días, ser atentos, retribuidos, querer lo mejor para sí mismo, aceptar los que nos haga sentir en bienestar y rechazar lo que no, ponernos de primeros en nuestra lista de prioridades y así con todo lo que hagamos, es la única práctica consistente y perdurable en el tiempo para que ese nuevo ser se comporte en armonía con el agradecimiento y con todas las demás virtudes que deseamos ver en él.
Nuestros hijos son nuestro reflejo. Reflejo que se presenta también en todas nuestras otras relaciones. Siempre el “otro” nos sirve de espejo para revelar y mostrar lo que somos. Si reconocemos en nuestro hijo a un ser equilibrado, empático, risueño, alegre, generoso, tranquilo, agradecido, etc., esas cualidades están presentes en nosotros mismos, pero si por el contrario, observamos y calificamos reacciones que nos agobian, nos molestan y además se las repetimos y reafirmamos, es un buen momento para revisar en profundidad qué está pasando adentro de nosotros mismos, pues lo más probable es que esas fallas las tenemos abundantes en nosotros mismos y se nos hace casi imposible reconocerlas como tales.
Por ello, para ser padre de un niño feliz y satisfecho, fundamentalmente debes estar feliz y satisfecho contigo mismo. El encuentro, valoración y reconocimiento personal es válido para todas las áreas de nuestra vida, esa es la clave del éxito personal. SER antes que HACER.
Valorar y reconocer al otro es valorarnos y reconocernos a nosotros mismos. Clave fácil para ejercer y experimentar en nuestra vida, más de lo que creemos. Si te interesa y la quieres despertar en ti, contáctame y te podré acompañar en ese logro.
Por: Beatriz Briceño
- Coaching Numerológico al servicio de la educación.
- Psicopedagoga / Escuela de Padres/ Escritora
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