“La mochila del inmigrante”; por Tomás Castellano (@ViejoCaste) - InmigrantesEnMadrid.com

“La mochila del inmigrante”; por Tomás Castellano (@ViejoCaste)

Hay un refrán que dice “El pasajero se saca por la maleta”, afirmación esta que puede tener múltiples interpretaciones y aplicaciones. El asunto es que los contextos cambian constantemente y en consecuencia, cambian las aplicaciones de los adagios, sin embargo, esas expresiones de la sabiduría se amalgaman con el tiempo en verdades que parecen ser incontestables si se interpretan en el contexto adecuado.

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El inmigrante, necesariamente debe cargar un equipaje, el cual tiene ciertas limitaciones según cuál sea el medio de transporte, el destino y la duración del viaje, que en este caso es indefinido y sin retorno. Esto último hace que materialmente debamos hacer un concienzudo análisis de cada elemento que colocamos dentro de la maleta, para hacer uso eficiente de las limitaciones del espacio. Quienes hoy emigran como desplazados, deben salir “ligeros de equipaje”, tal vez con lo que llevan puesto, una muda de ropa y algo de comida, pues caminar cientos o miles de kilómetros es una gran proeza que requiere de esfuerzo físico, fortaleza mental y una gran disposición; este enorme grupo de personas desplazadas ha sido objeto de injustas críticas de quienes han podido emigrar usando algún medio de transporte, dado que pareciera una emigración irresponsable, cuando realmente es una emigración forzada, desesperada, para salvar al menos la vida. Si te toca evaluar a esas personas desplazadas, hazlo con empatía y da gracias a Dios que tú has podido emigrar con algo de comodidad y seguridad.

De tal manera que en el contexto de la emigración forzada o desplazados, no se puede aplicar el refrán dicho al inicio, porque es una situación especial, digna de humanidad. Sin embargo, tanto para el desplazado, como para el emigrante voluntario (así esta voluntad sea forzada por las circunstancias de buscar mejores oportunidades) hay otro equipaje que todos llevan: el equipaje cultural, familiar e íntimo; es a este al equipaje que queremos referirnos en el presente artículo.

El Equipaje Cultural

No suele ser cierto que todos los venezolanos son iguales, pero hay varios elementos culturales que nos definen. Aclaremos qué entendemos por Cultura: “Todo lo que el hombre ha creado desde que existe en la tierra”; de tal manera que la exposición a estos elementos creados y creadores varían de una localidad a otra y su socialización depende de las comunicaciones que se establecen entre las personas de las diferentes localidades (lo llaman transculturización o inter culturización); eso explica las diferencias culturales entre un maracucho y un oriental o un caraqueño; también explica las diferencias entre una persona con estudios formales y una quien no los tiene, lo cual nos hace diferentes, pero no mejores unos que otros.

Hacemos tal consideración porque en el país donde nos reciben (o imponemos nuestra presencia) se tiende a generalizar cualquier conducta (buena o mala) como propia de “los venezolanos”, a tal punto que nos preocupamos que la mala conducta de “Los Marielitos de Maduro”, que roban, se orinan en la calle, no ceden los lugares privilegiados a los discapacitados, mujeres y ancianos en los buses y trenes; los malos inquilinos, los sinvergüenzas y demás lacras sociales que son tan venezolanos como cualquiera y que han sido formados (o deformados) en 20 años de socialismo del siglo 21 y que ahora salen a rayarnos por Suramérica; ya vemos que ni siquiera preguntan la nacionalidad del ladrón, sino que suponen que es venezolano; de ellos queremos y debemos desmarcarnos, mostrando y divulgando los valores culturales de los venezolanos buenos que han emigrado. Esto requiere un esfuerzo mayor y sistemático para superar la mala fama, porque lo malo corre como pólvora, lo bueno debe impulsarse permanentemente.

Para ayudarte a precisar, los venezolanos tenemos los siguientes elementos culturales que resaltar:

Camaradería, reflejada en la facilidad para hacer amigos, una música variada, hermosa y pegajosa, de cada región, un buen ritmo al bailar, una gastronomía multisápida que nos permite convertir los productos locales del país en platos apetecibles y compartibles, una visión globalizada que ayuda a comprender mejor el mundo (en muchos países de Suramérica es poca la gente que ha viajado), costumbre académica de excelencia y competitividad, lo cual debe ser administrado con humildad para evitar parecer pedantes o “serrucha puestos”. Y ni hablar de nuestra cultura etílica que puede ser considerada exagerada, para muchos países los niveles de consumo (y resistencia) de alcohol son parámetros de borrachos alcohólicos.

Revisa tu equipaje cultural y muestra de este lo mejor y lo que más te conviene.

Equipaje Familiar

La familia en la que te formaste es única, por lo tanto hay muchos elementos valiosos en cada familia; sin embargo es poco común que tengamos conciencia de esos elemento familiares que nos definen; entonces busca en tu equipaje esos elementos que te ayudan y elimina (o esconde) los que no te ayudan; decimos esto porque a veces tenemos familias disfuncionales que no ayudan, pero aun así, siempre podemos rescatar muchas cosas buenas de la familia, como el amor, la familiaridad (en el llano y el oriente todos somos “primos”), la ayuda mutua o solidaridad, la forma de compartir, etc.

El Equipaje Íntimo

En la mochila, siempre tenemos un compartimiento secreto, con cierre y candado para las cosas personales de nuestra más alta estima, en nuestra metáfora, ese compartimiento tiene los elementos únicos de cada uno de nosotros que nos dan identidad, cosas que muchas veces mostramos tímidamente por temor a perderlas, sin embargo cuando nos sentimos seguros de que sacarlas nos va a ayudar a mejorar nuestra vida, lo hacemos hasta con bulla. Solo tú sabes qué cosas te llevaste en ese compartimiento, allí pueden estar tus sentimientos, tus valores particulares, tus anhelos e ilusiones, tantas cosas que llevas y que pudieran ser guardadas en un cofre de oro; pero es importante que las revises, que hagas un inventario de ellas y administres su uso en tu beneficio y en beneficio de los demás.

Lo que se quedó, se quedó, no pongas el énfasis en lo que dejaste en Venezuela, tal vez puedas “pedir” a algunos familiares y reencontrarte con ellos, o puedes apoyarle logísticamente para que se vaya también, también podría pedir que te envíen algunas cosas por correo, pero si no puedes, resígnate y sigue adelante, alguien de la familia debe salvarse de la peste roja que inunda Venezuela y que (lamento decírtelo) no se va a ir, hay que sacarla a plomo y patadas.

Al momento de escribir este artículo, Venezuela está entrando en un negro fin de semana debido a la gran farsa de la re-expresión monetaria; sin embargo mucha gente está en este momento haciendo colas para sacar el ignominioso carnet de la patria, por si acaso le venden gasolina barata desde la semana que viene (una muestra más de la estupidez diseminada por el chavismo con base en la idiosincrasia); es por ello que te invito a seguir adelante en tu proceso migratorio y a atesorar aquello que podrás dejar a tus hijos de lo que fuera un país que dejó de serlo y del cual has tenido que salir para no volver jamás… ¡Agarra tu mochila y corre!

Por Tomás Castellano / @ViejoCaste en Instagram y Twitter

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