“Espíritu de inmigrante”; por Tomás Castellano (@ViejoCaste) - InmigrantesEnMadrid.com

“Espíritu de inmigrante”; por Tomás Castellano (@ViejoCaste)

Iniciaremos este artículo haciendo referencia al trabajo del Dr. Víktor Frankl; quien es el creador de la Logoterapia, una escuela Vienesa de Psicoterapia.

Espíritu de inmigrante - Tomás Castellano

“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino.

Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.

El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz, le da muchas oportunidades —incluso bajo las circunstancias más difíciles— para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal, tal como nos ha recordado la psicología del prisionero en un campo de concentración. Aquí reside la oportunidad que el hombre tiene de aprovechar o de dejar pasar las ocasiones de alcanzar los méritos que una situación difícil puede proporcionarle. Y lo que decide si es merecedor de sus sufrimientos o no lo es.”

Víktor Frankl, Psiquiatra, Psicólogo

Estas afirmaciones de Frankl, me conectaron inmediatamente con la situación del inmigrante, especialmente con el actual inmigrante venezolano, quien está buscando la libertad que no hay en Venezuela, asimismo en la situación de quien no puede emigrar y se ve en la necesidad de resistir (algunos pasivamente otros activamente) la situación de ausencia de Libertad que el castro-comunismo ha impuesto en forma bestial en este país.

Primero pretendo dar tranquilidad al inmigrante en cuanto a su preocupación por sus seres queridos, quienes quedan en Venezuela en la crítica situación que implica la ausencia de libertad y las condiciones de escasez de comida y medicinas a las que con toda la intención de subyugarle lo somete la banda armada que ha asaltado el poder y las instituciones, porque estas afirmaciones de Frankl van al dedillo con la resiliencia necesaria que los dejados atrás necesitan tener de tal manera que quienes emigran se vayan con la quietud de que quienes quedan van a superar todo este cúmulo de bellaquerías.

La situación del inmigrante también requiere de la concepción del Dr. Víktor Frankl sobre la libertad, porque la condición de inmigrante lleva aparejada una serie de limitaciones dentro del estado de libertades que consigue en el país receptor. Debemos estar conscientes de que el inmigrante no tiene los mismos derechos y libertades que tiene el nacional del país receptor es tan así que en USA se le llama ALIENIS al extranjero, de la misma forma como en Roma se le decía a quien tenía una disminución de su capacidad jurídica (Alieni Juris, con capitis diminutio).

El Inmigrante no tiene, por ejemplo, la libertad de dedicarse a la actividad profesional que lleva desde Venezuela, sin antes hacer una reválida o convalidación de títulos, según sea el caso; tampoco tiene la plena libertad de invertir en lo que quiera; en algunos casos tiene limitaciones para abrir cuentas bancarias, efectuar contratos de alquiler, adquirir vehículos, en fin, su libertad no es total por ser extranjero. De la misma forma, sus condiciones económicas le limitan su actuación, de tal manera que el inmigrante puede sentir que hay cosas para las cuales no tiene la libertad de hacer (aunque esto no es exactamente una restricción a la libertad). También el desconocimiento de sus derechos hace que el inmigrante se auto limite en el ejercicio de estos, por ejemplo, puede dejarse explotar laboralmente con salarios por debajo de lo legal e inclusive trabajar en condiciones que están prohibidas por las leyes del país receptor, hasta el punto de que se abstiene de demandar judicialmente sus prestaciones sociales y sus condiciones de trabajo, hasta que llega a saber que tiene derechos laborales inalienables que no pueden ser limitados por su condición de inmigrante, así esté trabajando ilegalmente.

Pero vamos a referirnos a la libertad de elección de sus propias actitudes ante las circunstancias que su condición de inmigrante le confrontan.

Esa Libertad Espiritual a la que se refiere Víktor Frankl, no se circunscribe a lo religioso, va más allá y así debe entenderse la espiritualidad del ser humano; como una dimensión de su vida que le completa su integridad como humano. Las situaciones que debe vivir el inmigrante tendrán un efecto en este según sea la actitud que tome para confrontarlas, es libre de procrastinar o de ser resiliente, nadie le puede limitar en este sentido. Puedes escoger ser feliz y crear tu propio estado de bienestar aun estando en dificultades o puedes elegir ser infeliz a causa de esas dificultades.

En este sentido (de las actitudes) tiene mucha fuerza e impacto la palabra, vale decir, lo que decimos puede orientar nuestras actitudes. Por ejemplo, si decimos que logramos o tenemos, o hacemos una cosa determinada A PESAR DE la situación, nos produce una actitud de víctimas de la situación que han salido con las consecuencias de esta; sin embargo si decimos que ha sido POR ENCIMA DE la situación, nos coloca en una actitud de triunfadores, de resiliencia.

Como podemos ver de las afirmaciones de Fankl, nuestra libertad interior nos permite decidir subvertir nuestros valores y nuestra dignidad, haciéndonos poco menos que animales, como lo hacen quienes se doblegan ante el régimen castro-comunista para obtener prebendas, contratos y beneficios, sin importarles el daño que le hacen al país, a su familia y hasta a sus propias personas (la pérdida de la dignidad es una forma de deshumanizarse) o mantenerlos íntegros, resistiéndose ante las veleidades de la corrupción, del narcotráfico o simplemente para montarse en un autobús para ir a una concentración a aplaudir algo a cambio de dinero, ron o comida. En esto el inmigrante lleva una enorme ventaja competitiva, porque precisamente para no doblegarse y hacerse indigno se ha ido de Venezuela, ha preferido enfrentarse al reto titánico de emigrar que someterse a la dictadura y sus degradaciones humanas.

Esa fuerza que lleva el inmigrante debe ser suficiente para escoger mantener su dignidad y su actitud espiritual positiva y trascendente ante las vicisitudes y obstáculos que su condición de inmigrante le presentan. Es ese un ejercicio libertario, es la forma de dar sentido y propósito a la vida (a la inmigración) y valorar las oportunidades por encima de las dificultades. Le permite ver las oportunidades que están asociadas a cada problema, porque no hay ningún problema que no tenga asociada una oportunidad.

¡Usa la libertad de ser feliz!

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