Si de gusto por comer, beber y departir se trata, los españoles han de ser quizás los ganadores absolutos, aunque esa temerosa afirmación podría ser debatida en otros países europeos. Sin embargo, de una cosa sí estamos seguros y es que los españoles aman ir de “tapas” (comer bocados) en los miles de bares existentes en toda la península.
Su cultura por compartir en estos locales es vista como una de las partes más representativas cuando de turismo se habla.
Hay unos datos que demuestran fehacientemente estas aseveraciones. Estudios realizados revelan que en España existen casi 350 mil locales dentro del rubro “restaurantes”.
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Aunque el déficit financiero que se ha vivido desde la recesión mundial entre 2008 y 2010 frenó la inauguración de nuevos establecimientos en este sector y cercó, hasta cerrar, a más de 70 mil negocios asociados a la gastronomía, los españoles siguen gozando de ser quienes tienen más bares por cada habitante en toda la Unión Europea.
Además, este sector de la economía representa, según la valoración del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, un 15% del Producto Interno Bruto (PIB).
Pero más allá de las cifras oficiales y el entramado numérico, los bares españoles cuentan con historias únicas que se convierten en grandes anecdotarios para los ibéricos. Son muchas las curiosidades que encierran estos espacios donde la risa, el “jadeo”, las copas de vino y las jarras de cervezas o sangría son las protagonistas:
Los bares en España sirven el desayuno
Quizás en Latinoamérica hablar de un bar es sinónimo de un lugar donde se va a celebrar una ocasión importante o simplemente ir a “platicar” con familiares y amigos mientras se degusta una buena bebida, pero en menor cuantía se piensa en poder desayunar ahí, a menos que sea uno de esos sitios hasta el amanecer, y se esté allí después de una “cruda” (borrachera) de la noche anterior. Pero en España es muy tradicional ingerir el primer alimento del día en estas instalaciones, las cuales por lo general ofrecen su mejor “jamón” entre sus platos para la habitual ocasión.
Andalucía, la comunidad reina en bares
Los andaluces dictan ser los catedráticos de las “movidas” (fiestas) españolas. Son unos verdaderos artesanos de la “gozadera”. De ahí que en el norte del país se les considere “muy folclóricos” y haya ciertos choques culturales, pero nada que sobrepase simples chistes territoriales. Sólo en Andalucía hay tantos bares como los que se pueden contar entre Dinamarca, Noruega, Irlanda o Finlandia. Se estima que en esa provincia del sur haya al menos 50 mil bares, representando el 17% del total español.
Más empleo
Los españoles cesantes en sus actividades de labores formales y que engrosan la lista de los llamados “parados”, ven en los bares una manera de encontrar la entrada perfecta de dinero. Según el gobierno, el sector de la “hostelería” es uno de los que más ha ayudado a reducir la cifra del desempleo en los últimos cuatro años. En 2015 se contabilizó según la Encuesta de Población Activa (EPA), casi 1,8 millones de personas contratadas en el ramo, un repunte del 7% respecto al 2014.
Las “tapas”
Si no las hay, no es un bar. Estos bocados son los reyes, y por lo general es el jamón su capitán. Los españoles aman el embutido, como sea, fresco, ahumado, es su idiosincrasia. Las tapas más famosas es el pedazo de jamón con pan, le sigue las otras, el pescado y las tortillas de patatas; así como las papas chips y las aceitunas.
¿El suelo sucio?
Si no se es español, no hay porqué escandalizarse por esta escena al entrar a un bar. Es común que los comensales arrojen cosas al suelo, como conchas, restos de comida, palillos, etc. Muchos piensan que esto se debe a la demanda de clientes, que se traduce en la efectividad y calidad del local, es decir, está lleno porque lo que sirven es “bueno”, mientras que la atención y el ambiente es fenomenal, por ello, nadie se percata de lo sucio que pueda estar el suelo, y al contrario es señal de estar entre los mejores del país.
Ensaladilla rusa
Sí, proviene de Rusia, pero los españoles siglos atrás la adoptaron para ellos, añadiéndoles pimientos, patatas en dados, guisantes y huevo duro, además bañándola con la salsa preferida que se hace con mayonesa, aceite de oliva, vinagre y sal; toda una deliciosa culinaria que no se puede perder en cada visita a un bar.
Tardes de cañas
Para los españoles no hay nada más apetecible mientras dura la primavera y el verano, que ir de “cañas” por las tardes con sus amigos. Una rutina que se ejecuta tras finalizar las jornadas de trabajo, y que se resume en un encuentro tertuliano con cervezas.
Otros datillos
La cultura “cañista” de los españoles termina por extenderse a la confianza; según algunos estudios, muchos ciudadanos se conocen el nombre de su camarero favorito en su bar de preferencia; mientras que un 30% al asistir a un nuevo establecimiento, olvidan a propósito las llaves de sus “coches” para saber si el local es “fiable”.
A ti, ¿te gusta ir de “tapas”? Cuéntanos en los comentarios alguna anécdota que hayas vivido en un bar español.
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