La emigración afecta a todas las personas, trae consecuencias en su vida que pueden desencadenar en depresión, tristeza y otras enfermedades, si no es atendido a tiempo.
Las personas de la tercera edad sufren en gran medida las consecuencias de la emigración; ya sea que sus hijos y familiares jóvenes han decidido emigrar y ellos se quedan solos sintiéndose abandonados; o que ellos mismos tomen la decisión de emigrar e iniciar una nueva vida en otro país. En uno u otro caso la emigración tiene sus consecuencias.
Abandonados
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Cuba, el segundo país con la población más longeva de Latinoamérica, después de Uruguay, vive el efecto colateral del deseo de emigrar de sus pobladores más jóvenes.
En ese sentido, los ancianos abandonados por sus familias, tratar de estar bien física y mentalmente; pero sus años los traicionan.
Por ejemplo, en este país los ancianos no emigran, y en muchos casos han sido dejados por sus familiares bajo protección del estado o de la Iglesia católica.
Cada día son más los jóvenes latinoamericanos que deciden emigrar y la soledad de quienes quedan atrás es uno de los daños colaterales.
Este fenómeno de ha vivido Cuba durante tantos años, ahora lo empieza a sentir Venezuela, donde cada día son más los padres y abuelos que deben despedir a sus hijos o nietos a buscar oportunidades en otros países.
Comenzar de nuevo
La otra cara de la moneda es cuando una persona de la tercera edad decide emigrar, ya sea para estar junto a sus seres queridos o porque quiera vivir una aventura y empezar de nuevo.
Es así como los adultos deciden emigrar, pero ¿cómo le afecta la decisión?, ¿Qué los lleva a querer irse del país donde vivió durante michos años?
Una persona de la tercera edad también siente la falta de oportunidades en su país, las dificultades diarias y la decepción por la tierra que los vio nacer y en la que trabajaron durante toda su vida.
Así es como estudios recientes demostraron que la tendencia actual es al movimiento o emigración de personas de la tercera edad. Incluso la mayoría, ya jubilados, lo en busca de una vida tranquila.
Consecuencias
En cualquiera que sea el caso, la emigración deja consecuencias negativas en las personas de la tercera, llegando a afectar hasta su salud.
El sentimiento de pérdida se vive más intensamente en las personas de la tercera edad, ya sea porque sus hijos y familia decidieron irse, o porque el mismo decide comenzar de nuevo en otra parte.
El sentimiento de pérdida es inevitable, pues de una u otra manera está perdiendo algo, lo cual conlleva a la tristeza y finalmente a la depresión.
Las personas de la tercera edad también sienten abandono, por los hijos que se fueron, o por el país, costumbres y tradiciones que deben dejar atrás. Este sentimiento de abandono puede desencadenar en la tristeza y estados depresivos.
Adaptarse a la nueva realidad resulta más difícil a quienes se les considera de “la tercera edad, por lo que es complicado adaptarse a la nueva vida, con nuevas costumbres y tradiciones.
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