Madrid es una esas ciudades míticas por donde se le mire. Además cuenta con cientos de lugares llenos de historia o con una simbología peculiar con la cual se descubre parte de su crecimiento o evolución como una de las urbes más representativas de toda Europa. Un punto que ejemplariza esto y llama la atención de los habitantes madrileños y todos aquellos que visitan la turística metrópolis es la estatua del Oso y el Madroño que se halla en la famosa Puerta del Sol.
Ésta escultura no data de siglos atrás, pues se construyó en 1967 por Antonio Navarro Santafé, pero sí es un tallado que se origina por caracterizar uno de los puntos más destacables del ayuntamiento madrileño, y que se remonta al siglo XII cuando se utilizaba como una insignia dentro del ambiente bélico para distinguirse de otros bandos. Según relata la historia, las tropas madrileñas lo usaban como un escudo para combatir contra los musulmanes en Andalucía.
Hay varias teorías que denotan porqué se usó un oso para tal fin; muchos hablan que fue en honor al rey Alfonzo XI, quien cazó a un oso pardo en los montes de la ciudad; otros sólo lo relacionan con el hecho que por la zona habitaban estos animales.
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En cuanto al árbol del Madroño, hay señalamientos claros indicando que para el siglo XIII hubo una disputa territorial entre el poder gobernante de la época con las bases clérigas de Madrid, quienes decidieron repartirse lados distintos: el arbolado para la junta de poder, mientras que los capellanes se quedaron con el territorio de pasto. En ese sentido, se decidió unir al Oso, el Madroño, que ahora fungen como sello indeleble del escudo de la ciudad.
En la Puerta del Sol, son miles las personas que se acercan para tomarse una foto al lado de la escultura, que extrañamente ha sido movida tres veces de lugar en el mismo espacio: se inauguró en la parte oriental de la plaza, frente a la calle Alcalá y San Jerónimo, pero en 1989, tras una remodelación del sitio, la trasladaron frente a la calle El Carmen, hasta que finamente desde 2009 está anclada de nuevo frente a la calle Alcalá.
La pieza está realizada en piedra y bronce, pesa aproximadamente 20 toneladas y mide un poco más de 4 metros. Su pedestal cúbico, que la soporta está fabricado en granito. El Oso y el Madroño es uno de esos íconos de los cuales muchas personas se acuerdan tras visitar un punto geográfico alrededor de la tierra, como el famoso toro en la zona financiera de Nueva York.
Además, para los habitantes de la capital ibérica es parte de la idiosincrasia con la cual se identifican y funge como un punto de encuentro dentro de una urbe llena de diversidad cultural y étnica, por ser receptora de una comunidad inmigrante que cada vez intenta en Madrid formar una nueva vida, aportando sus conocimientos para el desarrollo integral de la metrópolis.
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