No puedo imaginar la ilusión y los nervios que te invadían por igual, el día que inauguraste tu negocio. Aunque todos a tu alrededor te felicitaban y te deseaban lo mejor, probablemente tú solo podías pensar en esos detalles que todavía le faltaban al local, pero de los que nadie más se había dado cuenta.
Cuando decidiste dar ese paso, quizás te haya dado un poco de miedo… pero después de dejar todo lo que habías construido en Venezuela y cruzar el Atlántico junto a los tuyos para empezar desde cero; sabías que tenías la voluntad necesaria para asumir cualquier reto.
La verdad es que nadie pudo imaginar, ni siquiera hace un par de meses, lo que ocurre actualmente en Madrid… Es lógico que estés lleno de incertidumbre y seguramente te has preguntado por qué sucede justamente ahora, cuando finalmente habías conseguido un crédito, contratado a un nuevo trabajador o invertido en una ampliación.
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Me pongo en tu lugar y lo comprendo. Te preocupan tus empleados y el bienestar de tu propia familia. Aunque entiendes que las medidas tomadas por las autoridades son necesarias y estás dispuesto a cumplirlas al pie de la letra; la incertidumbre te quita el sueño… y no es para menos.
En Madrid he tenido la oportunidad de conocer a muchos venezolanos que, como tú, tienen un negocio propio. Nuestros paisanos han abierto desde restaurantes hasta peluquerías, pasando por tiendas de alimentos, ropa, productos electrónicos o para mascotas; así como autolavados, centros educativos, de rehabilitación o de negocios.
También hay odontólogos, fotógrafos, profesores de baile, entrenadores, actores, artesanos, decoradores y orfebres que, un buen día, decidieron dejar de trabajar para otros y convertirse en sus propios jefes… Una historia que comenzó cuando buscaron por primera vez en Google “cómo darse de alta como autónomo”.
De todos ellos he aprendido mucho, porque cuando un emprendedor venezolano da el siguiente paso y se convierte en empresario, desarrolla tres virtudes que me resultan admirables.
La primera de ellas es la valentía, que le permite asumir un riesgo enorme. Muchas personas prefieren ser empleadas toda su vida porque valoran la seguridad por encima de todas las cosas; algo que para un pequeño empresario es una meta a la que llegar y no una forma de recorrer el camino.
La segunda es la ambición, en el mejor de los sentidos. Esas ganas de crecer, abarcar más mercado, aumentar las ventas, ofrecer un mejor servicio o construir una marca prestigiosa; los llevan a endeudarse con un banco, a asumir compromisos laborales o a contratar servicios adicionales; porque no se conforman con ser autoempleados sino que quieren ir más allá.
La tercera (y quizás más importante) de estas virtudes es el optimismo. En un país donde la carga impositiva es altísima, contratar un trabajador tiene uno de los costos más altos de Europa, los hábitos de consumo son bastante rígidos y la competencia es feroz; el pequeño y mediano empresario venezolano se planta con una sonrisa y está convencido de que sí se puede.
Te cuento todo esto porque sé que tú también tienes, entre muchas más, estas tres grandes virtudes… y ahora más que nunca es importante que las sigas alimentando. Tu valentía, ambición y optimismo son fundamentales para seguir adelante sin decaer; y además te permitirán tomar las decisiones difíciles que seguramente deberás asumir en los próximos días.
Piensa que, aunque esta emergencia sanitaria es un golpe muy duro; en este momento lo más importante es frenar la expansión del coronavirus y garantizar la seguridad de los grupos más vulnerables. Es la hora de la solidaridad, la responsabilidad y la prevención.
Por otro lado, la crisis también representa una oportunidad de optimizar tus procesos o de reinventarte. Este mar embravecido te convertirá en un marinero experto y, cuando tu barco pueda finalmente navegar sobre aguas calmas, sabrás conducirlo a buen puerto sin que nada ni nadie pueda detenerte.
Eres un luchador y que estés en aquí, haciendo todo esto, lo demuestra. Aunque hayas cerrado temporalmente o tus ventas hayan disminuido muchísimo, no dejes morir la ilusión del primer día. Recuerda que los pensamientos positivos también son un hábito saludable.
Visualiza ese momento en el que podrás abrir de nuevo tus puertas al público y te aseguro que, cuando llegue, nos abrazaremos de nuevo. España es un país que ha vivido momentos muy difíciles a lo largo de su historia y siempre se ha recuperado. Esta no será la excepción. Todo pasa… y esto también pasará.
Por: María José Flores, de InmigrantesEnMadrid.com
En Madrid, a los 15 días del mes de marzo de 2020
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