"¿Debe el inmigrante obtener la nueva nacionalidad?"; por T. Castellano

«¿Debe el inmigrante obtener la nueva nacionalidad?»; por Tomás Castellano (@ViejoCaste)

Hay muchas opiniones a favor y en contra de que el inmigrante cambie de nacionalidad, obteniendo la del país que lo acoge; las que se pronuncian en contra, generalmente apelan al sentimiento nacional y al amor a la patria, en evidente expresión de su desconocimiento sobre el tema. Quienes se inclinan a favor de ello se presentan más pragmáticos.

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Para poner las cosas en su lugar, debemos decir con toda precisión que la nacionalidad de una persona es un vínculo jurídico y político que liga al individuo con un estado; es decir que cubre dos dimensiones, la jurídica y la política.

La nacionalidad de una persona tiene como consecuencia una serie de derechos que son privativos de quienes la poseen, en ese país determinado y los derechos que los tratados, pactos y relaciones internacionales que el país hubiere suscrito que le reconocen o conceden ciertos derechos en forma generalmente recíproca. Asimismo, pasa con la participación en la política y en el gobierno de cada país en relación con sus nacionales. Noten ustedes que la nacionalidad no apela a ninguna relación sentimental con lo que muchos llaman patria, ni considera los elementos culturales, ancestrales, genotípicos o gastronómicos. En consecuencia, nada tiene que ver la nacionalidad con la costumbre de comer arepas o el sentimiento Vinotinto.

La condición de venezolano no hace diferencia entre este y un colombiano, chileno, panameño, italiano, o de cualquier otra nacionalidad. No se es mejor, ni peor persona por tener una determinada nacionalidad. Hay gente brillante y gente menos brillante de todas las nacionalidades; hay delincuentes y malvivientes de todas las nacionalidades; de tal manera que esas noticias que resaltan la nacionalidad cuando describen la conducta malsana o delictual de alguna persona de una nacionalidad determinada, simplemente hacen gala de su ignorancia supina y denotan cierto nivel de promoción o estímulo de la xenofobia.

Si un venezolano obtiene un logro o se destaca en alguna disciplina deportiva, científica o simplemente humana, no es porque es venezolano sino porque es un ser humano exitoso, esforzado y que produce sus propios méritos. Igual sucede con cualquier venezolano, maula, irrespetuoso de las leyes, grosero o malviviente; no es por ser venezolano que esa persona es un mal individuo, sino que es una condición personal particular.

Así que ese “Orgullo de ser venezolano” es un invento que me cuesta comprar, porque no acepto que me asignen las mismas cualidades que tuvo Hugo Chávez, por el hecho de ser de mi misma nacionalidad; su carácter como ser humano despreciable es solo de él, es su condición personal y nada tiene que ver con la nacionalidad que tuvo. Asimismo, la mala intención destructora de Nicolás Maduro, no se debe a que sea colombiano-venezolano, sino a su propia condición personal. Tampoco el brillo de Jacinto Convit o de Fernández Morán, se deben a su nacionalidad como venezolanos, sino a sus condiciones particulares como seres humanos.

Tú puedes tener la nacionalidad española y ser un amante de la pizza o de las lumpias, o ser de nacionalidad italiana y fanático del futbol americano. De esa misma forma, puedes ser venezolano y disfrutar el Fado portugués. La nacionalidad que tienes no te define, ni te hace mejor o peor persona. Es la cultura, la personalidad, la educación hogareña, los valores, los principios humanos, la relación con las demás personas, el respeto por la naturaleza, etc., lo que puede definirte como persona.

No obstante, es muy importante ser acreedor de los derechos a trabajar, comprar y vender bienes muebles e inmuebles, transitar por el territorio, ejercer el comercio, ejercer una profesión, acceder a financiamientos, obtener protección de salud y seguridad social; para todo esto es muy importante la nacionalidad; de tal manera que adquirir la nacionalidad del país en el cual vivimos es importante y ventajoso. En el caso de los venezolanos, que pueden tener más de una nacionalidad, podrían conservar la nacionalidad venezolana, es decir, el vínculo jurídico-Político con Venezuela, siempre que el país donde emigra y pretende obtener la nacionalidad no le exija que debe renunciar a cualquier otra nacionalidad.

Aun así, los sentimientos hacia Venezuela, la cultura, el gusto por la arepa y el fanatismo por la Vinotinto, no tiene por qué verse afectado por la condición legal de cada persona. Puede ser español y apostar por la Vinotinto, así como eres venezolano y te rasgas las vestiduras por el Barcelona o por el Real Madrid y defiendes a La Ferrari en la Fórmula Uno, siendo que en Venezuela el autódromo “Pancho Pepe Crocker” tiene cada vez menos uso (Tal vez ni siquiera sabes que ese autódromo existe).

Cientos de inmigrantes españoles, italianos y portugueses en Venezuela, obtuvieron la nacionalidad venezolana, para ser acreedores a los derechos privativos de los venezolanos y debieron renunciar a su nacionalidad originaria, pudiendo ahora recuperarla. Otros prefirieron seguir siendo extranjeros en Venezuela y mantener los derechos que la nacionalidad española, italiana o portuguesa les concede. Por los momentos, mientras en Venezuela no hay estado de derecho, el estado se ha convertido en un Estado Fallido, el gobierno y todas las instituciones han sido tomadas por bandas delincuenciales, son muy pocos los derechos que la nacionalidad venezolana concede, insisto, eso no tiene nada que ver con comer casabe o bailar gaitas.

Si hay una meta inteligente que debe tener todo inmigrante, es adquirir la nacionalidad del país donde vive, no basta con tener la residencia permanente y un permiso de trabajo, es ventajoso, necesario y conveniente ser sujeto de todos los derechos que la nacionalidad concede.

Con el transcurrir del tiempo te darás cuenta de las ventajas y beneficios de los nacionales del país donde vives; de tal manera que si desde que pediste el primer permiso de residencia temporal te has propuesto transitar el camino hacia la nacionalidad o ciudadanía, no perderás las oportunidades legales que ese país te ofrece, las cuales no siempre podrán ser renovadas, porque, como toda oportunidad, se puede perder o aprovechar. Investiga y documéntate de las diferentes vías para nacionalizarte en el país donde eres inmigrante, porque si no te nacionalizas probablemente no tengas acceso a muchos derechos.

Por: Tomás Antonio Castellano / @ViejoCaste en Twitter e Instagram

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