«Inmigración sustentable»; por Tomás Castellano (@ViejoCaste)

La sostenibilidad o sustentabilidad apela a la posibilidad cierta de que un proyecto, una empresa o una serie de acciones, perduren en el tiempo, que lo que se emprende debe permanecer y desarrollarse en el tiempo; por otra parte, cuando la retroalimentación de lo emprendido deja de requerir apalancamiento externo, es decir, el mismo proyecto se soporta, se dice que es autosustentable. Es este el mejor estado de la sostenibilidad y es la mejor aspiración de un plan o proyecto migratorio.

En estos últimos 18 años muchas personas que han emprendido la emigración desde Venezuela, han logrado establecerse en un país extranjero, inclusive han obtenido la nacionalidad y terminado estudios de diferentes niveles que les ayudan a tener una mejor calidad de vida. Han formado familia, uniéndose a nacionales del país receptor e integrado con esas familias y sus culturas, han tenido hijos que ostentan la doble nacionalidad por nacimiento, de tal manera que Venezuela se ha convertido en un bello recuerdo y una sentida evocación del pasado al ver el profundo deterioro de este pobre país rico en recurso y en asaltantes del erario público.

Otras personas, han regresado a Venezuela por múltiples razones, tanto por voluntad propia, como de forzados por las circunstancias de su migración, incluyendo la necesidad de regresarse a atender la situación familiar que va desde cuidar a una madre anciana, hasta ponerse al frente del patrimonio familiar.

Regresar al país después de haberse estabilizado como inmigrante es una decisión muy difícil de tomar, también lo es hacerlo por no haber la legalidad, la condición financiera o hasta emocional como para continuar viviendo en el país receptor.

Como habrás notado, hay varios elementos en lo mencionado anteriormente que indican la necesidad y conveniencia de iniciar la emigración con buen pie, vale decir, con un estudio previo de los requisitos para mantener el estatus migratorio de acuerdo a lo exigido o facilitado por cada país; esto no solo en legal, sino en la superación de las barreras culturales, idiomáticas climáticas, sociales y económicas; este estudio previo incluye un presupuesto inicial o de llegada, la legalización, apostillado y traducción de documentos como partidas de nacimiento, de matrimonio, títulos de estudios (desde bachillerato hasta doctorados), dejar apoderados en Venezuela con suficiente capacidad para representarte y para disponer de tus bienes dejados; la investigación de niveles de desempleo en el país destino, su economía, la posibilidad de convalidar o revalidar títulos profesionales, los costos de vivienda, comida, ropa de temporada, impuestos, sistemas de transporte y, muy importante, saber cómo vive y se relaciona cada sociedad donde vamos.

Aprender el idioma del país de destino es fundamental, lo que implica que desde que comienzas a considerar la posibilidad de emigrar a ese país debes iniciarte en el aprendizaje de su idioma o lenguaje, hay para ello cursos gratis en internet que te llevan por lo menos al nivel básico; inclusive si tu destino es de habla hispana también debes aprender su lenguaje, modismos, acentos etc. Porque el castellano que se habla en Venezuela es muy distinto al de cualquier otro país, desde Colombia que está al lado, hasta España al otro lado del mar, pasando por Chile o Argentina. En muchos empleos es importante no tener el acento del país receptor, pero esto es la minoría. Más aún cuando lo venezolanos no pronunciamos las consonantes finales, el bicho, la vaina, la verga y el coño son muletillas malsanas de nuestro coloquio.

Siempre hay tiempo para rectificar o hacer ajustes en el proceso migratorio, sobre todo porque no todo lo que debemos saber está en internet, aunque tal vez esté más del 80% de lo que necesitas saber antes de emigrar a un país determinado. No tengas temor en cambiar tu plan inicial si las circunstancias te lo recomiendan o exigen, recuerda que lo más importante es la sostenibilidad de la inmigración; no te expongas a ser expulsado del país porque saliste de estatus, es este el punto más importante porque lo económico puede cambiar con solo conseguir un empleo o dos empleos ¿por qué no?, la vivienda puede variar pudiendo mudarte a una habitación o hasta al sofá de un amigo mientras resuelves, pero la falta de legalidad te puede poner en la cárcel, en un barco o avión de regreso a Venezuela como expulsado o deportado, cerrándote por lo menos por diez años el regreso a ese país, pudiendo perder lo que hasta ese momento lograste, desde el dinero en la cuenta bancaria, un carro, el teléfono móvil, la computadora, hasta la ropa que tienes en el closet; cuando te deportan te dan pocos días para salir, si acaso “la migra” no te encarcela hasta el día que puedas salir de ese país.

Esto si es una verdadera tragedia, porque además de tener que regresar al infierno venezolano a vivir en la escasez, la delincuencia, la falta de servicios, la mala calidad de vida, la maldad de los venezolanos o el morbo nacional no dudarán en decir que te regresaste “con las tablas en la cabeza”, una especie de bullying social que te hacen a tus espaldas pero que les llena de satisfacción al ver que otro está igual o peor que ellos, quienes por alguna razón quieren emigrar pero no pueden o no se atreven.

Cada país impone barreras migratorias, pero también ofrece oportunidades o facilidades para ello; en el proceso de toma de decisiones para emigrar es tal vez este el segundo paso a estudiar (el primero es decidir emigrar); más aún, es posible que el país que primeramente escogiste para emigrar se te haga imposible o insostenible, entonces es más prudente salir de allí a tiempo, yéndote a un tercer país que te convenga más; ya tienes el Know How del inmigrante, esto te facilitará la mudanza de país y corregir los errores o desaciertos que te ocurrieron en el primer país; es el caso de quienes han emigrado a Panamá hasta hace tres años, a quienes ahora les ha alcanzado la xenofobia que siempre ha existido en este país (está en la constitución panameña) pero que se ha exacerbado en los últimos tres años; muchos de manera inteligente se han ido a otros países como Chile, España, Perú, Colombia donde han encontrado amabilidad, aceptación, inclusive admiración para los venezolanos.

Si estás en un caso donde debes “re emigrar”, NUNCA pienses en volver a Venezuela, descártalo porque hoy día es un gran riesgo inclusive pasar por Venezuela en conexión de tu vuelo; te pueden anular el pasaporte solo con el fin de matraquearte para darte un nuevo pasaporte, te pueden confiscar joyas, dinero o equipos de comunicación solo para quedarse los funcionarios con ellos, hasta el efectivo que llevas te lo quitarán. No importa si tienes pasaporte de otro país porque la dictadura se ha inventado una norma que prohíbe a quienes tengan pasaporte venezolano, usar el pasaporte de la otra nacionalidad para entrar o salir de Venezuela. No te expongas, Venezuela es el mayor peligro para el venezolano.

Te invito, entonces a revisar y ajustar tu proceso migratorio enmarcándolo dentro de un plan de inmigración sustentable, que te permita formar una nueva familia o convertirte en el heraldo de tu familia de origen logrando reunificarlos contigo en el exterior; si puedes hacer esto último estrás salvando a tus familiares de 20 años más de oprobio, carencias y muerte indigna, que es la mayor oferta que la dictadura propone a quienes viven en el territorio y no están enchufados.

Sé que este aporte que te hago tiene un alto grado de rudeza, pero es que la cosa en Venezuela no es un juego de carritos, no solo es dura, es terriblemente invivible; por lo tanto quédate en el exterior y busca hacerte nacional de ese país, para que tus hijos tengan un futuro, sin calificarlo de mejor, porque en Venezuela el futuro comenzará a existir dentro de dos generaciones.

Por: Tomás Antonio Castellano / @ViejoCaste en Twitter