“Migración, Empatía y Sinergia”; por @ViejoCaste

Vamos a tomar un ejemplo que, aunque nos es cercano también es bastante diferente a la forma cómo el fenómeno migratorio venezolano se está llevando a cabo; me refiero al ejemplo de la emigración cubana hacia estados unidos, España y Venezuela en su momento; sin embargo, hay varias cosas que podemos aprender de ello, unas para repetirlas y otras para evitarlas.

Basándome en conversaciones con cubanos en USA y en Venezuela, les comparto algunas apreciaciones expuestas por ellos. A grandes rasgos, el proceso migratorio de los cubanos una vez llegada al poder la guerrilla revolucionaria, que comenzó a fusilar opositores y a confiscar bienes inmuebles y bienes muebles, es decir TODO, ha pasado por varias oleadas sin dejar de ser un movimiento continuo. En ese sentido, los propios cubanos en el exilio (así se autodenominan) han estratificado a los emigrantes según el momento histórico en el cual abandonaron la isla y el papel que jugaron mientras estuvieron viviendo en ella. La primera oleada, salió inmediatamente que bajaron los “asesinos salvadores de la patria” de la Sierra Maestra; estos primeros migrantes tomaron diversos destinos, como España, Venezuela, estados unidos y otros; salieron con algunos bienes o algún dinero que pudieron tomar en la carrera o que tenían en bancos del exterior, a estos los llamaremos “pioneros”; el otro grupo salió en los tres o cuatro años subsiguientes, echados por el régimen Castro comunista, “con una mano adelante y otra atrás” pues hasta las joyas o prendas, como relojes y anillos les eran confiscados, más aún, antes de embarcarse en el avión o barco les requisaban y quitaban hasta el dinero en efectivo; por supuesto que sus propiedades que quedaban en la isla ya les habían sido confiscadas y los castristas se quedaban con las mejores propiedades para ellos. Luego fueron saliendo aquellos que por múltiples razones no habían podido o querido salir, sino que se quedaron a hacer resistencia u oposición al régimen.

Después de estos comenzaron a salir en los 70, 80 y siguientes, aquellos “desencantados” que habían apoyado a los Castro comunistas y que se sintieron engañados al ver la realidad. Pues bien, a estos últimos se les ve entre los migrantes como los “comemiedda” que ahora vienen a pedir ayuda de los que se comieron las verdes y lograron beneficios migratorios, legales y económicos, que les benefician a todos. Espero que este breve esbozo de la “comunidad cubana en estados unidos” sea una de las cosas que hoy produzca en los venezolanos que ya han emigrado una gran carga de conciencia empática hacia quienes están llegando como nuevos inmigrantes y hacia quienes aún están en Venezuela creyendo que “de alguna forma” este régimen tiene que salir pronto, estén o no equivocados, pues la migración continua, lo vemos todos los días en los aeropuertos y ahora en autobuses hacia Suramérica; pero la intención se palpa en las colas de los registros apostillando documentos.

Una cosa que hicieron los cubanos en el exilio fue organizarse para al menos dos cosas: una, apoyar a los nuevos migrantes que cada vez llegaban con menos recursos, dándoles cosas como alojamiento, ayudarlos a colocarse en un trabajo y apoyarles en la orientación legal de sus trámites migratorios. Es decir, hicieron sinergia y empatía para con sus coterráneos (estuve a punto de escribir hermanos, pero esa palabra es muy polémica). Otra fue ir ocupando espacios de influencia en el país receptor para lograr hacer una oposición constante al régimen desde el exterior (fuera esta eficaz o no) y apoyar a la oposición que quedaba en la isla. Otra vez fueron empáticos con los problemas internos de quienes se quedaban en la isla, fuera esto voluntario o forzado, e hicieron sinergia para alcanzar estas posiciones de poder, las cuales vemos hoy en el ámbito político (senadores, representantes, gobernadores, alcaldes, etc.) y en el ámbito económico, impulsando emprendimientos de sus coterráneos, fueran estos artistas, constructores, comerciantes, etc.

Ahora veamos nuestro particular proceso migratorio venezolano. En este hay desde los que avizoraron desde 1998 que en Venezuela se imponía una dictadura Castro comunista y vendieron todo y se fueron antes de que la cosa se pusiera difícil, hasta los que hoy están saliendo solo con el boleto y el “cupo Cadivi”; debo mencionar que entre los que han emigrado también están los familiares de los chavocastrocomunistas activos o no que se robaron el erario público o hicieron grandes negocios con el régimen, por supuesto que esos migrantes gozan de gran solvencia económica y no pasan las vicisitudes que los venezolanos sin privilegios. Hago tal acotación porque a la hora de una eventual organización de venezolanos inmigrantes, esos chavocastrocomunistas son un peligro, bien sea por saboteadores, por sapos o por mimetizarse y hacerse pasar por opositores.

Otro elemento a considerar es la división actual entre los emigrantes y los que están en Venezuela haciendo algún tipo de oposición; cosa que observamos en las redes sociales, en las cuales se arman unas trifulcas opináticas llenas de insultos y descalificaciones, que lejos de aportar para todos, nos alejan y son un obstáculo para buscar y lograr la empatía y la sinergia necesarias.

Debo afirmar, con el inmenso deseo de equivocarme, que las cosas en Venezuela seguirán empeorando hasta llevarnos a las confiscaciones de viviendas, empresas, imposición de tarjetas de racionamiento, sectorización político territorial con un sapo del régimen en cada cuadra; cosas estas que ya vienen ocurriendo en pequeña escala o en forma selectiva y con el uso de las tecnologías actuales, siguiendo el libreto llamado el plan de la patria que no es más que el modelo de estado comunal que fuera rechazado por los venezolanos en 2007 (reforma) y que sin respetar a voluntad popular lo han ido imponiendo de facto, mediante leyes y decretos inconstitucionales y de muchas otras formas.

Todo esto implica que aún algunos venezolanos que quieren o deben emigrar, podrán vender algunas propiedades y salir con algo de soporte financiero para ubicarse en el país receptor, pero la mayoría (y será cada vez más acentuado) va a tener que salir con una mano adelante y otra atrás; es allí cuando vamos a necesitar la empatía para comprender las necesidades y hacernos solidarios y humanitarios para apoyarlos y ayudarlos a iniciar la nueva vida de inmigrante, sea esta ayuda económica, material, un espacio en un sofá, orientación, consejería, etc.; debiendo recordar lo que hoy pasan quienes ya emigraron, para ser empáticos y no para decirles “Jódase, que yo también me jodí”, sino para serles realmente de ayuda. Para ello es importante que quienes ya están como inmigrantes procuren unirse, hacer sinergia y organizar instituciones formales o informales para influir en los gobiernos de los países receptores y también en forma particular, en la búsqueda de toda la ayuda posible a los nuevos inmigrantes.

Obviamente que en estos nuevos inmigrantes están incluidos sus propios familiares, amigos y conocidos, así como desconocidos; todos víctimas del régimen dictatorial que reina en Venezuela y que persigue, roba y mata en forma inmisericorde a todos, ya sea de hambre, por negar la entrada y producción de medicinas o porque los asesinan a mansalva en manifestaciones o en forma selectiva.

Con la empatía podremos ponernos en los zapatos de cada quien y con la sinergia podremos sumar esfuerzos que sean más eficientes. Que Dios nos llene de bondad amorosa.

Escrito por: Tomás Antonio Castellano / @ViejoCaste en Twitter

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